Beso para el esclavo

¡Oh fuente de turquesa pálida!,
¡oh rosal de violenta flor!,
¡cómo tronchar tu llama cálida
y hundir el labio en tu frescor!

Gabriela Mistral, “La condena”

Adolescente donde arribo me encadenan.
Sin tí no me ocurriría rebelar,
encender la casa del tirano o morir joven.
Dejaré estos planes; arribaré al silencio
del paralítico mar.

Hablar de tu beso en sueño
es como tener mis dedos apretados en un torno.
Tus labios tapando los mios, luz que nació
la arrasó un relámpago, se agotó
y volvió vigorosamente oscuro.

Me entristece el paradero de tu beso a la deriva
en el diluvio de eventos, gritos, celajes apagados,
hazañas olvidadas, negativos de caras,
en el polvo de oro de jactanciosos días
empujados hacia su final seguro,
mientras el planeta avance hacia su avería y detensión
como un pescado en un congelador.

Quizás eres el mensaje de mis tardes de robot.
Quizás soy tu apoderado incapaz de anunciarte.
Quedaré asi con mi condena portátil,
labios cerrados, abismo para mirar,
y en la calle, las esposas esperan mis manos
a la vuelta de la esquina.

Anwar Al-Ghassani
Martes, 20 de abril del 2004